"QUIÉRETE, NO IMPORTA EL ANTES..." Relato de una crueldad
-Carta a una amiga. Confesión de un hecho verídico- (reprodución autorizada por el autor)
por J. Julio Romero
”Quiérete, quiérete..., no importa el antes…”, repito esos versos tuyos amiga mía, una y otra vez, y veo sombras, muchas sombras... ¿Te conté esta historia?, ¿te conté la primera vez que pensé en suicidarme, que me odié a mi mismo?, ¿la historia que cambio mi vida...?
”Quiérete, quiérete..., no importa el antes…”, repito esos versos tuyos amiga mía, una y otra vez, y veo sombras, muchas sombras... ¿Te conté esta historia?, ¿te conté la primera vez que pensé en suicidarme, que me odié a mi mismo?, ¿la historia que cambio mi vida...?
Catorce años, último curso de la escuela, una tarde a las tres - nunca lo olvidaré, nunca-, y Don Javier, el profesor de ciencias naturales… Don Javier, ¿donde estará ahora?
Don Javier, maestro de la escuela, maestro de los duros y estrictos, ¿sabes que nos decía que iba a pedir permiso a nuestros padres para pegarnos de vez en cuando?
Rubio y con bigote, el hombre que me atormenta, el hombre que determinó mi vida...
Don Javier nos hacia unos folios para que los estudiáramos. Unos folios mecanografiados por él, donde nos resumía la lección. Aquel folio, ¡aquel maldito folio...!
Fue el día anterior, cogí el folio y empecé a estudiarlo, y se me ocurrió -maldita ocurrencia-, comer algo mientras lo estudiaba. Era un bocadillo de atún, llevaba aceite... y se me volcó, se me resbaló, ¡parece algo tan tonto!, ¡algo tan trivial...!, ¡¡y determinó mi vida¡¡
No se podía limpiar, estaba lleno de grasa, manchado. Pensé: “ -bueno, tampoco es para tanto”, pero aún así le tenia miedo a Don Javier, era muy estricto, ¿sabes? ¿y si lo veía?
Yo era miope, pero no me atrevía a decírselo a mis padres, me daba vergüenza llevar gafas, así que siempre estaba en la primera fila, para ver mejor la pizarra…, otra casualidad, maldita casualidad…
Hasta que llegó la hora, las tres de la tarde. Entró Don Javier: "-sacad los folios, vamos a repasarlos", y fue entonces cuando descubrió aquel folio manchado..., aquella mirada que nunca olvidaré.
Su forma de mirarme, mirada de odio y desprecio que todavía la tengo incrustada en mi memoria, esa mirada...
Fue entonces cuando levantó el folio… ¡¡y se lo enseño a los cuarenta compañeros de clase¡¡
Quería que todos vieran mi pecado, que todos supieran de mi ‘imbecilidad’, de mi irresponsabilidad, de mi inferioridad...
Cómo me dolí aquella palabrería, aquel discurso, “- ¿habéis visto lo que ha hecho este chico?, ¿vosotros sois como él... irresponsables, desagradecidos...? Me he esforzado tanto en haceros este trabajo para que este chico lo haya tratado así… miradlo, mirad las manchas de este chico¡¡¡”
Y siguió , y siguió...,¿sabes?, aquel día no dio clases, no nos habló de la estratosfera, ni del núcleo de la tierra, ni del magma..., ¡no!, ¡¡aquella hora la dedicó al folio manchado de un tal Julio¡¡
¿Cómo podía llorar? Las lagrimas intentaban salir, intentaban abrirse paso... pero yo se los impedía, mi vergüenza se lo impedía...
Empecé a odiarme, a sentirme el ser más despreciable del mundo mientras Don Javier seguía hablando y hablando...
Terminó la hora de clase, ahora le tocaba al profesor de matemáticas, Don Antonio, maestro entregado y trabajador, Don Javier se le acercó, y no satisfecho con ponerme en evidencia delante de toda la clase, también quiso que él descubriera mi mancha, mi pecado: "-¡¡Míralo, Antonio, mira lo que ha hecho este chico, compruébalo, mira como ha dejado el folio que tanto me costó hacer¡¡"
Luego se acercó a mi pupitre y me dijo: "-Deberías de pagar el dinero que le ha costado al estado hacerte este folio"… ¡¡y me lo tiró!!, me lo tiró con ese desprecio, como se tira un papel usado a un cubo de basura; yo, el cubo de basura..., el cubo de basura que ya me sentía.
Yo seguí aguantando mis lágrimas, y tapando mi autodesprecio, mi odio a mi mismo por vergüenza.
Terminó la clase de Don Antonio, cogí mis cosas, y huí, salí corriendo... , “¡¡que no te vean llorar, que no vean existir… ser despreciable, ser inútil¡¡”, estas palabras bullían en mi cabeza mientras corría y corría.
Y cuando ya no me veían, cuando ya no había vergüenza, las puertas se abrieron... y salieron aquellas lagrimas tanto tiempo retenidas... “¡¡Llora, Julio, llora, ódiate¡¡”
Ódiate¡¡¡…
Quería acabar con todo, quería acabar con el ser más despreciable de la tierra, aquel que no haba tenido cuidado con un folio de ciencias naturales… ¡que tanto esfuerzo había costado hacer¡
¿Cómo ?, daba igual, en la cocina había cuchillos, un cuchillo en las venas, pensé: “¡vete a algún callejón y acábate!”, me odiaba, me despreciaba… ¡¡¡no merecía vivir¡¡¡
Llegué a casa y no estaban mis padres, así que me senté en la escalera a seguir odiándome, a seguir llorando... sólo.
Pero el tiempo pasaba, y me olvide de mirar las venas..., no lo hice..., es obvio.
No me abrí las venas, pero si me suicidé. Murió mi espíritu, ya no podía quererme, ¡ya no podía!
No puedo olvidarlo... Aquel maestro, aquel folio manchado..., aquella burla gratuita.
Don Javier, maestro de la escuela, maestro de los duros y estrictos, ¿sabes que nos decía que iba a pedir permiso a nuestros padres para pegarnos de vez en cuando?
Rubio y con bigote, el hombre que me atormenta, el hombre que determinó mi vida...
Don Javier nos hacia unos folios para que los estudiáramos. Unos folios mecanografiados por él, donde nos resumía la lección. Aquel folio, ¡aquel maldito folio...!
Fue el día anterior, cogí el folio y empecé a estudiarlo, y se me ocurrió -maldita ocurrencia-, comer algo mientras lo estudiaba. Era un bocadillo de atún, llevaba aceite... y se me volcó, se me resbaló, ¡parece algo tan tonto!, ¡algo tan trivial...!, ¡¡y determinó mi vida¡¡
No se podía limpiar, estaba lleno de grasa, manchado. Pensé: “ -bueno, tampoco es para tanto”, pero aún así le tenia miedo a Don Javier, era muy estricto, ¿sabes? ¿y si lo veía?
Yo era miope, pero no me atrevía a decírselo a mis padres, me daba vergüenza llevar gafas, así que siempre estaba en la primera fila, para ver mejor la pizarra…, otra casualidad, maldita casualidad…
Hasta que llegó la hora, las tres de la tarde. Entró Don Javier: "-sacad los folios, vamos a repasarlos", y fue entonces cuando descubrió aquel folio manchado..., aquella mirada que nunca olvidaré.
Su forma de mirarme, mirada de odio y desprecio que todavía la tengo incrustada en mi memoria, esa mirada...
Fue entonces cuando levantó el folio… ¡¡y se lo enseño a los cuarenta compañeros de clase¡¡
Quería que todos vieran mi pecado, que todos supieran de mi ‘imbecilidad’, de mi irresponsabilidad, de mi inferioridad...
Cómo me dolí aquella palabrería, aquel discurso, “- ¿habéis visto lo que ha hecho este chico?, ¿vosotros sois como él... irresponsables, desagradecidos...? Me he esforzado tanto en haceros este trabajo para que este chico lo haya tratado así… miradlo, mirad las manchas de este chico¡¡¡”
Y siguió , y siguió...,¿sabes?, aquel día no dio clases, no nos habló de la estratosfera, ni del núcleo de la tierra, ni del magma..., ¡no!, ¡¡aquella hora la dedicó al folio manchado de un tal Julio¡¡
¿Cómo podía llorar? Las lagrimas intentaban salir, intentaban abrirse paso... pero yo se los impedía, mi vergüenza se lo impedía...
Empecé a odiarme, a sentirme el ser más despreciable del mundo mientras Don Javier seguía hablando y hablando...
Terminó la hora de clase, ahora le tocaba al profesor de matemáticas, Don Antonio, maestro entregado y trabajador, Don Javier se le acercó, y no satisfecho con ponerme en evidencia delante de toda la clase, también quiso que él descubriera mi mancha, mi pecado: "-¡¡Míralo, Antonio, mira lo que ha hecho este chico, compruébalo, mira como ha dejado el folio que tanto me costó hacer¡¡"
Luego se acercó a mi pupitre y me dijo: "-Deberías de pagar el dinero que le ha costado al estado hacerte este folio"… ¡¡y me lo tiró!!, me lo tiró con ese desprecio, como se tira un papel usado a un cubo de basura; yo, el cubo de basura..., el cubo de basura que ya me sentía.
Yo seguí aguantando mis lágrimas, y tapando mi autodesprecio, mi odio a mi mismo por vergüenza.
Terminó la clase de Don Antonio, cogí mis cosas, y huí, salí corriendo... , “¡¡que no te vean llorar, que no vean existir… ser despreciable, ser inútil¡¡”, estas palabras bullían en mi cabeza mientras corría y corría.
Y cuando ya no me veían, cuando ya no había vergüenza, las puertas se abrieron... y salieron aquellas lagrimas tanto tiempo retenidas... “¡¡Llora, Julio, llora, ódiate¡¡”
Ódiate¡¡¡…
Quería acabar con todo, quería acabar con el ser más despreciable de la tierra, aquel que no haba tenido cuidado con un folio de ciencias naturales… ¡que tanto esfuerzo había costado hacer¡
¿Cómo ?, daba igual, en la cocina había cuchillos, un cuchillo en las venas, pensé: “¡vete a algún callejón y acábate!”, me odiaba, me despreciaba… ¡¡¡no merecía vivir¡¡¡
Llegué a casa y no estaban mis padres, así que me senté en la escalera a seguir odiándome, a seguir llorando... sólo.
Pero el tiempo pasaba, y me olvide de mirar las venas..., no lo hice..., es obvio.
No me abrí las venas, pero si me suicidé. Murió mi espíritu, ya no podía quererme, ¡ya no podía!
No puedo olvidarlo... Aquel maestro, aquel folio manchado..., aquella burla gratuita.
Tú dices: “-Quiérete, quiérete, no importa el antes..........”, es muy difícil, amiga mía, ¡es tan difícil! A ti sí te quiero, amiga.
J. Julio R.
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(Mi querido amigo Julio: Recuerda siempre la frase que un día alguien me dijo: "Lo importante no es lo que hicieron contigo, sino lo que tú haces con lo que hicieron contigo". Piensa en ello, te ayudará)
Firmado: Tu amiga Geles.
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Maldito profesor! maldita epoca en la que todo acto inocente se calificaba como catastrófico. Al menos puedes sentir y expulsar la rabia como lo has hecho a través de ese tatuaje interno q se ha quedado perfectamente dibujado en ti, porque otros al menos en mi caso se que lo pase mal (aunque el ambiente escolar no fuera asi de duro) con los compañeros pero no recuerdo casi nada, solo tengo rabia interna que no se de donde viene. Por eso, creo que eres un "privilegiado" por saber el origen.Ahí tienes más ventaja y puedes actuar. Mucha suerte campeón! un saludo. Raquel
ResponderEliminar¿Donde estará ahora D. Javier?: Pues sacando lustre a esos pegotes que tiene en la pared en forma de “diplomas” a no se sabe que reconocimientos… medallas de chatarra oxidada y poco mas.
ResponderEliminarLos seres como D. Javier, con una enfermiza ansia de sentirse reconocido por una valía que para su desgracia jamás van a tener, solo pueden destacar cuando, mínimamente amparado por una supuesta “superioridad” , ejerce su profesión en el ráquitico espacio de un aula escolar donde los alumnos son considerados simplemente una raza inferior.
Te aseguro que estos individuos son seres infinitamente infelices y atormentados. Fuera de su pequeño feudo nunca se atreven a plantar cara a la realidad pues sus argumentos carecen de la más mínima razón.
Su desgraciado triunfo es solo eso: Transmitir miedo, desesperación y desprecio e infelizmente ese día fuiste tu el motivo para “su lucimiento” delante de tus compañeros.
Tu has sido capaz de contar tu experiencia… él reventará ante la incapacidad de decir un “ lo siento “ me dejé llevar por un arrebato de ira.
Ánimo!!!
Emilio.
"Desde luego en ese mal llamado profesor el sentido de la pedagogia brillaba por su ausencia".
ResponderEliminarCierto en aquella epoca había muchos maestros de escuela que volcaban su rabia en el colegio,
como en este caso que nos ocupa.
Afortunadamente esto ya es historia.
Me uno a nuestra amiga en común Geles y con su permiso hago mías sus palabras.
Mirar al frente y olvidar es la mejor medicina.
un abrazo.
jose.
Recuerdo un hecho :Teniendo unos siete años y estado interno en un colegio religios presencié lo siguinte...Había unaniña que se orinó en la cama...tomaron a la pequeña la sentaron en la esquina de un rellano de una escalera le pusieron las bragas de sombrero y nos hicieron pasar delante e ella para que pasara vergüenza y todo el mundo supiera lo que había hecho, ella no dejaba e llorar mientras los demás la miraba y se reían...aún recuerdo mi dolor de ver a esta persona sufrir...creo que ella no lo olvidará nunca...yo aún no he olvidado el sufrimiento de esta pequeña niña.
ResponderEliminarAmigo no es que lo olvides...quedó la cicatriz pero procura que el tiempo la borre y que no se quede en herida...porqe si miras uno su vida seguro que encontro momentos felices que van borrando esos malos ratos..yo te doy un abrazo J. Julio de corazón...ahora que yapasó toca ser muy feliz..!eeh que tu puedes! melo ice el corazón..saludos Jxhóse <er dos
Tomo prestada las palabras de José "...quedó la cicatriz pero procura que el tiempo la borre y que no se quede en herida..." porque son ciertas, la decisión está en tus manos Julio. Suerte y deja el rencor y el odio que no te hace bien para tu espíritu herido por un ser insensato. Mira que tienes el privilegio de tener personas a tu alrededor como Geles. Dios te bendiga
ResponderEliminarEsta excelente la forma en como logras construir tu historia, en verdad que llega y se siente. Pasando a otro tema te confieso que revisando mi pequeño blog recibí un comentario de Doña Bostezos (Nuevas divagaciones nocturnas), en la que me decía de unos premios que se dan entre los blogueros. La verdad no sabía ni estaba al tanto de ello, hasta ahora. En este momento tengo que ser de “jurado” para escoger los blogs que más prefiero y sigo. Pensé en ti… ya que cuando tengo la oportunidad no dudo en leer los post que publicas, que son excelentes en mi punto de vista.
ResponderEliminarEl caso está que la persona que recibe el premio debe poner en su blog 7 secretos de su personalidad y luego darle el premio a 15 de los blog que más lee. En mi blog te dejo colocado el premio para que lo copies y lo coloques en tu blog.
Saludos… seguimos en contacto por este medio. Ligia
Casi todos tenemos pequeñas, medianas o grandes heridas de nuestra niñez. Algunos llevan cicatrices tan pequeñas que ni se acuerdan como se las hicieron, otros han conseguido curarlas a base de tiritas de optimismo y voluntad, hay quien sigue con la herida abierta y sangrante (como tu, amigo) y quien tal vez como yo hemos aprendido a vivir con ellas. En mi caso eran heridas grandes y profundas que marcaron mi vida de una forma brutal, hasta que un dia llego a mi vida alguien que me explico que si a uno le amputan un brazo no puede seguir esperando olvidarse de el, o esperar que le crezca de nuevo....no puede dejar pasar la vida mirandose el muñon. Tienes que seguir viviendo y con el tiempo se te olvidara (solo un poco, lo suficiente para ser feliz) que tenias dos brazos y no uno. Esa persona ya no esta en este mundo pero asi como unas personas llegaron a mi vida o incluso me la dieron para enfermar mi alma esa llego para sanarme. Espero que seas capaz de sanarte o que llegue alguien a tu vida con tan grande amor que sea capaz de hacerte olvidar que un dia fuiste humillado en lo mas profundo y te haga ver lo especial que eres.
ResponderEliminarUn abrazo de amistad y de complicidad para ti, y otro para mi querida Geles.
http://dolorpuntoes.wordpress.com
Si estoy d auerdo con Lolinares..tú tienes la capacidad de sanarte o llegará una persona que serás lo más special de su vida y te hará feliz para siempre y te desmostrará J. Julio lo maravilloso ke eres y cuánto vales...así k abre tu ventana y no te olvides de correr o levantar la persiana..kela luz inund tu corazón...eeeh creo que ya la estás levantando...si me necesitas para animarte no dudes en decirmelo...nuestra amiga Geles te puede dar mi dirección...Un grandote abrazo de Jóse (yo soy el dos)
ResponderEliminarSoy el que escribió esta historia.Esta historia real de un personaje real, una de tantas historias, me he dado cuenta,de tantos "don javieres".Quiero agradeceros todo lo que me decís, todos vuestros halagos y vuestros ánimos,gracias josé,gracias lorinares,gracias Ligia Ruiz(¿De verdad he construido bien la historia?¿si solo era una carta a una amiga?),gracias nombres anónimos...Gracias a todos¡¡¡
ResponderEliminar"Lo importante no es lo que hicieron contigo, sino lo que tú haces con lo que hicieron contigo"...tienes razón geles, eso es lo importante,lo importante es que me dejé ganar,es que Don Javier ganó,es que aquel día el partido de mi vida pitó su final, y que sólo estoy haciendo la prórroga.
Estos amigos de aquí arriba sí siguieron con el partido,si hicieron lo que tenían que hacer...y les felicito.
Tengo ya cuarenta años, no soy un niño, ni un adolescente, ni siquiera joven,siento que mi vida, la prorroga, se está terminando,y todavía me penetra la mirada de Don Javier, Todavía visiono a cámara lenta aquel folio volando hacia mi pupitre.
No todas las historias acaban con un final feliz...por lo menos tengo el consuelo de que algunos me quisieron,de que algunos conocieron la historia de una vida ¿truncada por un folio manchado?(suena tan ridículo¡¡¡).
No todos los poemas son alegres,geles, no todos los partidos los ganamos...
Ganaste Don Javier, enhorabuena,pero por lo menos,y no es poco, tengo mi premio de consolación...sois vosotros, Geles,José,Lorinares,Ligia ruiz, y todos los anónimos, y todos los que leen este maravilloso blog.
GRACIAS.
Amigo Julio Me he quedado sin palabras.Tu historia me ha conmovido hasta los huesos. Pero, como te he dicho la vida es linda y hay que seguir en la lucha. Cada vez que recuerdes este episodio de tu niñez piensa que cada dia el sol brillara más, que aun eres muy joven y puedes ser feliz, que en el universo existen personas honestas, amorosas que te regalan sus palabras y su apoyo. Una de esas persona soy yo, cuenta siempre conmigo y canta la canción que te dedique.y acuerdate que eres el amo de tu destino, eres el capitan de tu alma. Tu amiga Miluz
ResponderEliminarMiluz, no dudes de que le haré llegar tu comentario a mi (nuestro) amigo Julio.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte para ti.
Geles