"YO PARA TÍ, PARA MÍ TÚ" - (Voz y letra de Geles Calderón)

"¡QUÉ IMPORTA!" - (Voz y letra de Geles Calderón)

"SONETO DEL AÑIL RECUERDO" - (Letra de Geles Calderón - Voz de Miki)

"NO ME IMPORTAS" - (Letra de Geles Calderón - Voz de Miki)

"¡QUIÉN SABE!" - Poema de Geles Calderón - voz: Bea Salas

.

.

21 de agosto de 2013

"PÁGINA IMPAR" (por Geles Calderón)


 
 
  “PÁGINA IMPAR”
(21-08-2013)


Ésta página es una página impar, es decir, cuando te sientas a leer, te queda a la derecha y es muy cómodo, ah..., ¿qué no te diste cuenta de ese pequeño detalle? El jugo de la vida está en los pequeños detalles por descubrir, disfrutar y compartir.

Ésta hoja está escrita por mí, que soy una mujer corriente, sólo en la extensión gramatical de la palabra.

Mi curriculum es corto, tres palabras: MUJER TODO TERRENO, con todo su poderío y dedicación a la empresa que se proponga emprender, culminar e incluso... clausurar.
Mujer optimista. Sabiendo de esquinas y realidades desde su infancia hasta la fecha en que escribo estas líneas, fechas en que la vida me puso a prueba de una de las más duras que le puedan comunicar a una persona que se creía sana… pero con una gran certeza, y es que al final de nuestros días, o quizás antes, nos van a examinar... Y no podemos ser mediocres en nuestro trabajo. Nuestra tesina ha de ser de notable para arriba, y mejor ‘cum laude’.

Mi página impar, no tiene la misión de doctrinar, son unas líneas llenas de amor a la vida. A mí lo que más me gusta es vivir. Y comentando este “gusto” con algunas personas, descubro que sienten lo mismo pero no lo ejecutan. Y yo me pregunto: ¿por qué no sales a la palestra y lo dices?  Confiesa que has vivido y que todavía no has puesto el punto final.

...

Hoy quiero hablar de la vida, así de sencillo y maravilloso. Las cosas diarias; las contrariedades; las tartas con velas; los suspensos de la última evaluación; de las tostadas quemadas; de envejecer al lado de la persona que, a pesar de todos ‘los todos’, continúa a tu lado; de las malas maneras de tu adolescente; del estreno de aquel traje; de llorar en el cine; que te digan que estás más delgada; de reírte en alto; de llenarte de curiosidad; de tener fuerza para alargar tu mano y... ¡decidirse a vivir! Porque la vida no acaba después de tu nariz. ¡Tantas y tantas cosas me mueven a seguir respirando!

Yo, luchadora nata, laboriosa y paciente que siempre cabalgó y cabalga en la avanzadilla, colándose por las rendijas que algunos no atisbaron y a otros les resultó ‘molesto’ el esfuerzo que requería ’tanto’ para tan incierto resultado. Mujer de capacidades anónimas para quien prefieren no ver, pero no para ella. Y con reaños para decidir y actuar como cree que debe, aunque sea en el ‘penúltimo’ instante de posibilidades y para sorpresa de quienes la subvaloraban por imaginar que era “mujer de tono menor”.

Hoy presumo de la familia que formé, de hijos y marido, de haber sabido sobrevivir a tantos obstáculos y pruebas a los que la vida me enfrentó. Todavía tengo “juventud”, sí, no hablo de la edad que figura en el D.N.I., sino de algo más profundo, más tangible, más real.
 
Me sorprendo cada día de mi capacidad de sorprenderme. Un ejemplo: prueba a recorrer un trayecto, que ‘siempre’ recorres en la misma dirección, a recorrerlo en sentido contrario. Verás que descubrirás un paisaje que ‘creías’ conocer pero que no era así. Te sorprenderás, a mí me sucede.

Lo confieso, no me atrevo a narrar aquí lo que muy recientemente me sucedió sin yo pretenderlo, sin yo hacer nada para que sucediera y, al parecer, no fui la única persona que lo apreció. No lo narro porque no sería prudente, teniendo en cuenta que afectaría a terceras personas. Pero analizando ‘el hecho’ llegué a la conclusión de que hay personas que NO están acostumbradas a que las traten con empatía, con afecto ‘personalizado’, con generosidad desinteresada.

Yo aún acaricio planes, realizo proyectos, y lo más gratificante es que  me salen aún mejor de lo que ya presumía que serían. Pero todo tiene su precio, su balanza, su lado opuesto: en medio de mis luchas, de mis victorias, de mis amaneceres prometedores y limpios, de mis atardeceres sosegados y nostálgicos, de mis vientos valientes…, la vida me reparaba una sorpresa de color gris oscuro. Un problema de salud cuyo nombre asusta, cuya verbalización corta la respiración: cáncer. Asusta ¿verdad?, pues no. Tantas bofetadas me dio la vida que, este dolor fue leve, incluso llegué a aceptarlo como un motivo para “seguir aprendiendo” a batallar y vencer en esta prueba de subsistencia.

Siempre admiré e incluso en alguna ocasión le lloré a personas semi-desconocidas (clientes) que no pudieron superar esta temible enfermedad, después de haberlos conocido alegres y esperanzados sobre su enfermedad, pero que al final, a los pocos días de haberlos conocido... ‘se fueron’ sin  tiempo de una despedida, sin un adiós, que en  las dos ocasiones, y sorpresivamente, vinieron a mi lugar de trabajo para comunicarme ‘su ausencia’.
En una ocasión fue la jovencísima hija de una clienta mía que, después de fallecer su madre, vino a darme la mala noticia y un abrazo 'en nombre de su madre' porque  -y reproduzco literalmente sus palabras- “sabía que a ella la hubiera gustado hacerme saber su fallecimiento y darme un abrazo”… ¿Qué intuyó aquella mujer positiva y alegre cuando la conocí como clienta, y me confesó que padecía un cáncer de pecho? ¿Qué vio aquella mujer en mí para inspirarla tanta confianza? …
Y la segunda fue el fallecimiento de la pareja de una clienta el cual la acompañaba el día que vino a mi tienda. Un hombre amable y vital, novio de mi clienta que tras matrimonios fallidos de ambos, al final (y nunca mejor dicho) se habían reencontrado y, en la ‘madurez’ de sus vidas, estaban planeando el matrimonio que debió haberse celebrado en su juventud, pero que por ‘circunstancias’ y equivocaciones de sus vidas, nunca se celebró. Justo cuando ya todo estaba planeado y en vísperas de la ceremonia, a él le diagnostican un cáncer fulminante. Ella quedó viuda antes de casarse con “el amor de su vida”, aquel que en el fondo de su alma siempre estuvo, aquel que amó desde la adolescencia, y la mejor amiga de ella volvió a mi tienda a comunicarme que aquella boda maravillosa nunca se pudo celebrar..................

(sorry, no puedo continuar)

 

Geles Calderón

Todos los Derechos Reservados_Obra Protegida

.