"YO PARA TÍ, PARA MÍ TÚ" - (Voz y letra de Geles Calderón)

"¡QUÉ IMPORTA!" - (Voz y letra de Geles Calderón)

"SONETO DEL AÑIL RECUERDO" - (Letra de Geles Calderón - Voz de Miki)

"NO ME IMPORTAS" - (Letra de Geles Calderón - Voz de Miki)

"¡QUIÉN SABE!" - Poema de Geles Calderón - voz: Bea Salas

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1 de octubre de 2009

"LA NIÑA DE LA SONRISA TRISTE" (cuento) autora: Geles Calderón




“LA NIÑA DE LA SONRISA TRISTE”
(cuento) (Nº 490) (año 2001)

Era víspera de Reyes, la pequeña estaba inquieta por saber lo que le traería su rey mago Baltasar. Era el “rey negrito”, así decía ella. La niña pensaba que por ser de ese color, nadie le escribiría cartas, así que, desde un principio, ella quiso que el rey negrito fuera el que le trajera su regalo.

Era noche fría y oscura. La mamá de la niña se apresuraba a recoger los últimos cacharros de la vajilla en la cocina. -Había que dejarlo todo muy limpio antes de que llegaran los Reyes Magos, le decía a su hijita, porque si lo ven todo desordenado o sucio pasarán de largo y no dejarán tu regalo.
La pequeña escuchaba con los ojos muy abiertos lo que le decía su madre, y sin dejarla acabar de hablar, se apresuró a guardar en el cajón la servilleta, después cogió la caja de galletas y la quiso meter en el mueble pero estaba demasiado alto..., corrió a por un taburete, se subió en él con la caja entre sus pequeños brazos y con mucha dificultad, la colocó en su sitio, y dijo: -Ya está, mamá, ya está todo guardado y Baltasar no se olvidará de mi regalo”. La mamá hizo una mueca que la niña no pudo apreciar, pero que anunciaba algo difícil de pronosticar...

El viento soplaba fuerte esa noche, y por las rendijas de las ventanas se filtraba un hilo de aire frío que hacía moverse suavemente las finas cortinas.
La niña y su madre, cogidas de la mano, se dirigieron hacia su dormitorio. Desde que murió el padre, siempre duermen juntas en la misma cama que antes fue del matrimonio.

Ya era medianoche, la niña cayó rendida de sueño y durmió plácidamente, no sin antes dejar sus únicos y viejos zapatos, bien limpios, a los pies de la cama.

Fuera, el viento cada vez soplaba más y más fuerte, pero eso ya sólo lo oía su madre que no podía dormir. Era la primera noche de reyes sin su marido, y no tenía dinero para comprar nada a su hija...
No podía dormir y el tiempo pasaba... Tenía que pensar, pensar...

Afuera se oían las desnudas ramas de los árboles más cercanos batirse entre ellas.
Las horas de aquella madrugada pasaban con sensación de lentitud. La madre pensaba... pensaba.

De pronto, escuchó un ruido en la cocina, un ruido poco común. No era el viento, no eran los árboles, era un sonido diferente... ¿Qué era aquel ruidito? No esperó más, se levantó despacio para no despertar a la pequeña, encendió una linterna que siempre tenía en la mesilla y se acercó descalza, a pasitos cortos pero firmes, hacia la cocina, lugar de donde procedía el ruido que la distrajo de su pensamientos y que era como si alguien estuviera rascando algo, era como si..., ¡eso era!, se oía “roer”. Enseguida comprendió, allí estaba, era un pequeño ratoncito que en un extremo de la cocina, al resguardo de una caja de cartón, estaba muy confiado comiendo un trocito de pan duro que no se sabe como fue a parar ahí.
La madre quedó un momento observando aquella escena con una leve sonrisa de ternura en su rostro.
De pronto, se le pasó por la cabeza algo que podría llevar la felicidad a la pequeña si actuaba con rapidez y destreza. Atraparía aquel pequeño roedor para su hija... Ese sería el regalo del “rey negrito”.

La niña, desde que murió su papá, había perdido la sonrisa. Era una pequeña de cuatro años, muy triste... No quería jugar con nadie, y siempre estaba junto a su madre, no se separaba de ella nunca. Era como si temiera perderla también. Si, eso era, temía quedarse sola en este mundo y eso la aterraba.
La pequeña no había vuelto a reír.
Así que estaba decidido, había que atrapar al ratón como fuera, pensó la madre.
Se adentró sigilosamente en la cocina, cerró la puerta tras de ella, apagó la linterna y con un pequeñísimo haz de luz de luna que se filtraba por la ventana, pudo ver exactamente donde y cómo atrapar al pequeño ratoncito. Sólo tenía que volcar la caja vacía de cartón sobre el animalito. Así lo hizo, y con tanta rapidez, que no tuvo necesidad de andar corriendo por la estancia tras el roedor... ¡ya lo tenía!
La niña de la sonrisa triste tendría su regalo de reyes.

Amaneció. La pequeña despertó y... comprobó que Baltasar la visitó como había hecho cada año, pero esta vez la había dejado el mejor de los regalos: Un “amigo” con quien compartir tanta ausencia. Un ser vivo, pequeño y delicado como ella, al que cuidaría con todo el amor que guardaba en su corazón la pequeña niña.

La mamá también recibió un gran regalo: El semblante de su hija que reía... después de casi un año sin volverlo a hacer, desde la muerte de su padre.

Ese fue el mejor de los regalos que aquella madre recibió ese mismo día en que su niña de nuevo rió.

Geles Calderón
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22 comentarios:

  1. Desde la piel de gallina con los ruidos en la cocina hasta la emoción del final, tu relato me ha paseado por varias emociones... y eso me encanta.

    Besos

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  2. Fher, me complace que sea así.
    Nunca tuviste un ratoncito en tus manos? Yo si!
    Besos.

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  3. ¿Por qué la mayoría de los niños quieren que sus regalos los traiga el Rey Baltasar?

    El mejor regalo, sin duda, uno de tus maravillosos cuentos...

    Besos, Geles. Ultimamente me transportas de nuevo a mi infancia.

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  4. Bien está retroceder... si es que ello te hace sentir bien. Te envidio, si así es.

    Besos, Onminayas.

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  5. ¡No sabes lo bien que me siento así, Geles!

    Besos.

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  6. Qué bello Geles. ¿Por qué la belleza posa sus ojos casi siempre en la tristeza?, ¿por qué se detiene en las cosas pequeñas?, cómo hará para dejar caer su suave caricia...
    ¿Te acuerdas del cuento de la vendedora de cerillas?, ¿y el de la estatua y la golondrina? Recuerdo llorar como si se me fuera la vida, con aquellos cuentos.
    Bello Geles, y para mí lo guardo. Me hizo recordar un mantel verde, un mueble de cocina celeste y las cenas del cinco de enero en platitos de acero inoxidable. Y a mi madre, que nos decía tantas cosas. ¡Ojillos de niño!

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  7. Tangai...

    Has leído mi cuento ·LA NIÑA DE LA SONRISA TRISTE· ...
    Recuerdo esos cuentos de los que me hablas, pero no porque me los contaran, nadie lo hacía. De adolescente los leí, y también sentí mil penas al hacerlo...

    Cuando fui madre y mis hijos eran pequeños, les hacía marionetas -semifabricadas por mi- en su dormitorio, atando de pared a pared una sábana... Yo, escondida agachada detrás de la sábana, les contaba, poniendo voces, historias que me inventaba al tiempo que iba dejando asomar los personajes interpretando su papel cada uno... jaja.... me faltaban manos, pero mis hijos reían, se divertían y... ¡llamaban a los hijos de mis vecinas para que los vieran!
    Uff.. tiempos lejanos en los que el subsonsciente trató de tapar agujeros de vacío de otros -mis- tiempos más lejanos aún, con imaginación, cariño, entrega, protección y ganas, ¡muchas ganas de dar!

    Gracias por dejarme tu comentario. Un beso.

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  8. De paseo por tus alamedas que en tupida espesura de letras cubren el suelo de la literatura, me paro ante este cuento infantil, lo leo, lo disfruto como en su día lo disfruté,
    que maravilla de trabajo, cuanta ternura encerrada en unas pocas palabras, cuanto amor entre lineas, que bella descripción de una familia modesta en un acto tan eterno como ese y que rocio de primavera en la mañana en una epoca como esta que vivimos.
    Precioso Geli.

    jose

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  9. Jose R. ...
    ·LA NIÑA DE LA SONRISA TRISTE· fue uno de mis primeros cuentos, y te aseguro que fue fácil, muy fácil escribirlo, salió de una vez, en pocos minutos, sin esfuerzo..., ¿y sabes por qué?, pues porque esa niña nunca se apeó de mí, ella es la que me redactaba lo que sentía, y al mismo tiempo su madre supervisaba mis (nuestras) letras, porque ambas habitan en mí.

    Besos, Jose.

    Geli

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  10. Pero no es facíl escribirlo, no es nada facíl trasladar esos momentos magicos que viven madre e hija al papel, no es facil contagiar la belleza de unos sentimientos cuando nos se tienen las palabras adecuadas.
    Este relato me ha hecho volar a ese micromundo donde dos seres que se quieren viven unos instantes que mueven a la ternura y comasión infinitas y no es nada de facil.
    A cualquiera de buen corazón le habría gustado entrar en esa historia y vivirla en primera persona, es tan tierna y bella, tan dulce y sencilla que hace que el alma vibre.
    Felicidades .

    un abrazo.

    jose.

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  11. Este es uno de esos momentos, en los que se anhela que "el milagro debería de obrar", y que cualquier duendecillo perdido entrara en esa cocina y dejase su preciado regalo y colmase de felicidad a esa niñita y su querida y angustiada madre...pero, no sería realidad, y este cuento lo es. Y el regalo que ella encontró, fué, el mejor de toda su corta vida,(un amigo), después de haber tenido a su padre durante tan pocos años junto a ella, pues, el calor y el amor de una familia, es el mejor regalo del mundo mundial.

    Muchos besos reales

    Ana:)

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  12. Ana...
    No he podido terminar de leer tu comentario, me puse a llorar...
    El relato es real en parte, sólo que no hubo ratón, ni calor añadido a una pérdida tan temprana..., ni amor..., ni....
    Sólo esperanza en LA NIÑA DE LA SONRISA TRISTE de que tanta carencia era causa de un mal guión sobre una vida equivocada, ya a esa edad tan temprana.

    Besos desde el corazón, mi querida Ana.

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  13. Yo fui un niño sin Reyes ni Cumples. Por eso a mis niños les he rodeado siempre de cariño y de calor. Lo importante no son las cosas, sino crecer con cariño y comunicación. Precioso cuento, Geles, gracias por compartirlo.

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  14. ¡Tú lo has dicho, Ismael! LO IMPORTANTE ES CRECER RODEADO DE CARIÑO. COMUNICACIÓN Y CALOR... Pero ¿y cuando de niño no recibes ninguna de esas y las 'otras' cosas?

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  15. ..... Estoy como pasmada... linda historia, excelente regalo para quienes te leemos, "reina maga"... :) Feliz Año, mi hija y yo te enviamos un enorme abrazo, y los mejores deseos para tí y los tuyos en el 2012, Gelitas... hasta pronto!

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  16. Acabo de leer una pequeña joya que atrae por su sencillez y cercanía, y que nos da un mensaje de que poco puede ser mucho, con poco se puede ser feliz. Me ha gustado mucho, Geles.FELIZ AÑO!! q no te lo he dicho, y por fin aparezco, que ya sabes que tengo mis periodos y altibajos. Un saludo y un abrazo, Raquel (mortizia)

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  17. Mexi, otro abrazo fuerte para tí y tu hija.

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  18. Raquel, feliz año también para ti, y no tardes tanto en venir a verme...... Besitos.

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  19. la madre supo sacar de la nada la mayor alegria para su hija..es siempre importante saber valorar la lucha continua que hacen los padres para nuestro bienestar,,,
    feliz año nuevo,,tus poemas me recuerdan mi dura infancia...sangare

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  20. Geli ya te lo dije en su día y hoy vuelvo a repetirlo es PRECIOSO.

    Mi mayor deseo es que este años los reyes te traigan todo un cargamento de amor, paz y felicidad.

    un abrazo.

    jose

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  21. Sangare, somos hermanos de ingrata infancia... ¡qué más da ya!

    Un fuerte abrazo, amigo.

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  22. Hola Jose, pues por mucho que los reyes me quieran traer, nunca me van a devolver lo que 'su jefe' se llevó. Nada les pedí, pero me arrebataron media vida siete días antes de la fecha de su llegada.

    Sea como sea, mil gracias por estar siempre, amigo mio.

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