
“HASTA QUE LA TRISTEZA SANGRE”
Colores rayados de silencios en un espacio que hieren los ojos de la huérfana vestida de desnudez de ternuras y de desventajas peinada. Funesta madrugada de recuerdos sin voz, a la espera del mediodía o del sol de un mañana. Palabras con brazos y manos que se desocultan en busca de un corazón que las estreche y de ellas extraiga charcas de dolor contenido. Así siente. La poseía un funesto presentimiento de un viento negro que impide respirar, buscó el recuerdo de alguna alegría que le sirviera de escudo o arma de defensa, pero le ganó el sentir de un perderse gota a gota el sentido de los días… Figuras de cera los otros, figura de cera más ella que ellos. -Nada somos, nada soy, -se dijo-, tan sólo calostros de lo que seré sin tiempo de sernos.
Pero no se reconocía, y
tirando de la cisterna de su pesadumbre, respiró hondo y alzando la mirada a
los cielos, gritó: -¡Quiero encender mis ojos del color de nacer,
peinar mi cabello con melodías que acaricien, bañarme en la luz del amanecer y
secarme bajo un sol que una y no desgaste el sentimiento! ¡Quiero un horizonte de
mar y esperanza a mi frente, curarme del vacío, vestirme de ilusión con mangas
de sonrisas y calzarme de libertad para, así, renacer más yo que nunca y darme
lo que me resté!
(Ante el duelo de un ser querido, las compensaciones externas aplacan pero no cancelan, animan pero no anulan el dolor. Los cambios fluyen de adentro hacia afuera y no hay calendario que señale festivos para el sentir. Proceso que acaba cuando nuestra propia elaboración del duelo concluya. Batalla en la que lucho, padezco, sangro y revivo a cada minuto, horas, días… hasta que la tristeza sangre.)
Geles Calderón (23-02-14)
Todos los Derechos Reservados_Obra Protegida
Todos los Derechos Reservados_Obra Protegida
(Gracias a mi amiga Sarina, por inspirarme esta entrega al decirme hoy: "Geles, claramente hoy es un día para sonreír, sonreir hasta que sangre la tristeza")
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