

“MUJER DE AZUL NOSTALGIA”
(Nº219) (21-05-03)
Niña de recorrido corto y mirada larga,
de arrebatados cariños que no disfrutaba.
¡Maldita muerte que a su padre la arrebataba!
y a sus tres años comenzaba su vida amarga.
Tuvo un sueño que no fue, ni otros que soñaba:
Soñó ser bailarina o gimnasta destacada.
Fue su adolescencia de obligaciones cargada,
chica solitaria que a ningún juego jugaba.
Con bello cuerpo y ojos grandes en cara guapa...
y así pasó, que de ella todos se enamoraban,
pero no quiso ser amada... ¡sólo soñaba!
¡Qué perdida de gran tiempo, en aquella etapa!
Y luego, sin casi darse cuenta, hubo boda,
casa propia, hijos, risas y algunas tristezas,
alguna nostalgia calmada con sutilezas
y las gracias por alguna alegría donada.
Implacable corre el tiempo, y la piel la delata,
aunque ella se siente viva y rompe las lianas
que la impidió arder en fuego de frescas llamas,
aunque hubo hoguera que con su ardor casi la mata.
Pero un día, la sonrisa a su rostro arribaba,
vivió un bello cuento que las hadas enviaran:
A su puerta llamó un rey, para que ella reinara.
Reinaron juntos, más aquel sueño... se acababa.
Mujer de felicidad de fina porcelana.
Las provincias de su cuerpo, al igual que su alma...
conservan la luz y el calor de encendida llama,
frágil y agrietada... ella sola se repara.
Mujer de azul nostalgia y de blancas esperanzas,
hembra y señora con urgencia de ser amada,
pero a veces es... ave con ala lesionada
que paró su vuelo en tierra de otras labranzas.
Dicen quererla y si la quieren... ¿por qué la amargan?
Pero ella entre pecho y pecho una rosa guarda,
para entregarla a quien la hiere sin importarla.
Dicen que para ayudar tiene mano muy larga.
Pero ¿quién la ayuda a ella, en su necesidad?
¡Sombra eterna como el tiempo que siempre existirá!
Pero están equivocados, pues ella morirá,
y ya será muy tarde... para su felicidad.
(Nº219) (21-05-03)
Niña de recorrido corto y mirada larga,
de arrebatados cariños que no disfrutaba.
¡Maldita muerte que a su padre la arrebataba!
y a sus tres años comenzaba su vida amarga.
Tuvo un sueño que no fue, ni otros que soñaba:
Soñó ser bailarina o gimnasta destacada.
Fue su adolescencia de obligaciones cargada,
chica solitaria que a ningún juego jugaba.
Con bello cuerpo y ojos grandes en cara guapa...
y así pasó, que de ella todos se enamoraban,
pero no quiso ser amada... ¡sólo soñaba!
¡Qué perdida de gran tiempo, en aquella etapa!
Y luego, sin casi darse cuenta, hubo boda,
casa propia, hijos, risas y algunas tristezas,
alguna nostalgia calmada con sutilezas
y las gracias por alguna alegría donada.
Implacable corre el tiempo, y la piel la delata,
aunque ella se siente viva y rompe las lianas
que la impidió arder en fuego de frescas llamas,
aunque hubo hoguera que con su ardor casi la mata.
Pero un día, la sonrisa a su rostro arribaba,
vivió un bello cuento que las hadas enviaran:
A su puerta llamó un rey, para que ella reinara.
Reinaron juntos, más aquel sueño... se acababa.
Mujer de felicidad de fina porcelana.
Las provincias de su cuerpo, al igual que su alma...
conservan la luz y el calor de encendida llama,
frágil y agrietada... ella sola se repara.
Mujer de azul nostalgia y de blancas esperanzas,
hembra y señora con urgencia de ser amada,
pero a veces es... ave con ala lesionada
que paró su vuelo en tierra de otras labranzas.
Dicen quererla y si la quieren... ¿por qué la amargan?
Pero ella entre pecho y pecho una rosa guarda,
para entregarla a quien la hiere sin importarla.
Dicen que para ayudar tiene mano muy larga.
Pero ¿quién la ayuda a ella, en su necesidad?
¡Sombra eterna como el tiempo que siempre existirá!
Pero están equivocados, pues ella morirá,
y ya será muy tarde... para su felicidad.
Geles Calderón
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